viernes, 21 de marzo de 2014

Qué necesidad?

En el artículo “Política, militancia”, decía, en unos párrafos:

“- Los radicales deberían hacerse cargo, entre otras cosas, de las matanzas que tuvieron lugar durante la semana trágica y en la Patagonia.
- Los Peronistas-Justicialistas deberían bajar la cabeza y pedir perdón, entre otras cosas, por las cárceles, torturas, persecución y por las deformaciones introducidas a través de la educación.

Todos debieran hacer un “mea culpa” por los negociados con que salpicaron sus gestiones.

Quién puede tirar la primera piedra?

Alfonsín, con su “felices pascuas” y leyes del olvido?
Menem, con su traición neoliberal y su amnistía?
De La Rúa, con su conservaliberalismo y su matanza de despedida?
Kirchner con su manipulación de los números y manejos patoteriles?”

Bien, resulta que alguien tira la primera piedra, entonces del otro lado tiran la segunda… y así…
Pero no son piedras, son afiches.
Y a la Juventud Radical no se le ocurre mejor cosa que tirar un afiche sobre derechos humanos.

"Avalo lo que hace la Juventud Radical, más allá de que provocó un debate, (porque) voy a fondo", afirmó Sanz, según señala un comunicado emitido por el
Comité-Nacional.

El senador nacional sostuvo además que en el controvertido afiche, que fue cuestionado por dirigentes radicales como Leopoldo Moreau, Ricardo Alfonsín y Leandro Santoro, de la agrupación Los Irrompibles, plantea "el doble discurso del gobierno en materia de derechos humanos y la UCR siempre lo sostuvo".

Entonces La Cámpora sale con los botines de punta y les manda unos cuantos afiches.

Muchachos… Shhh… mejor el silencio…
De los dos lados…
Todos tienen la conciencia sucia, si es que no niegan tal visión para vivir creyéndose los “más” mejores.

Estamos hablando de política, no de fútbol. Esos letreritos van bien en el fútbol, en política se piensa, “se debiera pensar”, de otra manera.
Porqué no comienzan haciendo el ejercicio de enviarse a sí mismos letreritos recordándose sus propios errores, a modo de ayuda memoria?
Esto podría servir para pensarse cada uno en sus roles. Qué hice, qué hicimos de bueno y de malo?
No es valioso refregar por el rostro opositor lo que uno hizo de bueno si no se reconoce, íntimamente, lo que se hizo de malo.
Luego se le puede preguntar al otro qué hizo de bueno y de malo.
Pero siempre entendiendo que esto es política, no fútbol, no un juego de pandillas callejeras sin cerebro ni horizonte.