martes, 9 de junio de 2009

Abortos

El ser que ha engendrado otro ser, esa matriz de la humanidad, tiene todo el derecho de decidir sobre su cuerpo. Y en su cuerpo está la semilla y puede decidir si la riega o no.
Es su soberanía. O debemos pensar que es soberanía del exterior, de un otro externo que nada tiene que ver con su vida y sus consecuencias, con sus cuestionamientos y misterios?
Será de cada uno la carga por sus decisiones, y nadie tiene derecho a decidir por otro, así como nadie podrá cargar con las culpas de otro. Ya somos grandes en la evolución como para aceptar que instituciones ajenas al sentir de cada uno decidan por uno sobre su persona.
Podrán hablar de los niños por nacer. Tienen ese derecho, pero esos niños por nacer están en úteros que pertenecen a seres individuales que tienen libertad de decisión y responsabilidad para hacerse cargo de sus acciones.
Por qué quienes hablan de los niños por nacer no se preocupan por los nacidos, esos que están esquivando balas y hambres en toda la superficie del planeta, por qué no hablan de las mujeres por morir a causa de abortos clandestinos?
Hay quienes dicen que las cifras de mujeres muertas por estos hechos se agrandan para justificar la legalización del aborto, yo digo que si una sola mujer muere por aborto clandestino, esto solo justifica su legalización y reglamentación. Porque lo clandestino nos está dando señales de que algo ocurre en la realidad más allá de lo que la “realidad establecida” nos relata. Y eso que ocurre debe ser tomado en cuenta y debe ser trabajado, discutido y resuelto.
Más allá de hipocresías, más allá de credos y filosofías, está el ser humano. Ese ser que optará caminos y que sólo él sabrá cuánto le cuesta, cuánto le duele, cuál será el tamaño de la cruz que deberá cargar por el resto de sus días.
Mientras, los que hablan, los que predican, los que imponen, los que acusan, esos seguirán con sus carnavales castrados, diciendo qué música hay que bailar, cómo debemos vivir, cuándo debemos sentir culpas, cuándo arrodillarnos y cuando sentarnos.
Decidamos vivir de pie…

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